
Gaspar “Gaspi” Prim Díaz, el polémico creador de contenido argentino conocido por sus entrevistas callejeras irreverentes, reveló durante una reciente transmisión con el streamer español Rubius que no tiene plata.
A pesar de haber cobrado una considerable suma por su participación en la Velada del Año V y el éxito viral de sus videos en YouTube, el influencer se va para Argentina quebrado.
Según contó en el directo, los costos de producción de los videos de su canal son altísimos y le han dejado más lejos de facturar ingresos reales de lo que aparentan.
Gaspi expresó frustración y descontento: se ve obligado a replantear su modelo de trabajo y estudiar nuevas formas de monetización, incluyendo comenzar a hacer streams.
Este episodio ha generado eco en la prensa especializada. Se ha detallado que Gaspi aún no ha logrado monetizar de forma eficiente varias de sus producciones, a pesar del buen rendimiento de sus últimos videos.
La sorpresa de la audiencia se mezcló con preocupación: ¿cómo es posible que un creador con millones de seguidores pueda estar sin un peso?.
Con apenas 22 años, Gaspi se ha convertido en un fenómeno de redes sociales. Sin embargo, la fama no siempre se traduce en rentabilidad.
Su canal de YouTube tiene más de 2.6 millones de suscriptores y se distingue por su estilo provocador, bromas pesadas e improvisaciones en la calle que generan tanto risas como controversia.
Pese a esas cifras, sus ingresos mensuales fluctúan ampliamente. Esto deja claro que un solo video viral no garantiza sostenibilidad mensual, especialmente si se produce con gastos elevados.
En el directo junto a Rubius, Gaspi confesó que, a pesar del dinero que ganó con la pelea de la Velada del Año V, volvió a Argentina sin un peso.
Argumentó que la inversión que realizó en producción fue tan alta que finalmente no obtuvo ganancia real.
El propio Rubius lo escuchó y ambos discutieron posibles formas para que Gaspi comience a monetizar de manera más eficiente, incluyendo hacer streams en Twitch o Kick.
Esa revelación generó múltiples reacciones en comunidades de creadores de contenido: muchos se sintieron identificados con su situación y cuestionaron la idea generalizada de que los youtubers viven en una bonanza continua sin inconvenientes.
Gaspi reconoció que se inclina hacia el streaming como nueva fuente de ingresos.
Tal como mencionó, “voy a terminar siendo streamer” y considera que muchas plataformas podrían ofrecerle mejores formas de monetizar, especialmente dada la constante censura que enfrenta su contenido en YouTube.
Esto plantea una reflexión más amplia sobre la precariedad de muchos creadores latinos y argentinos que, por estilo o contenido, enfrentan bloqueos recurrentes que dificultan su monetización efectiva.
Aunque su última producción ha funcionado muy bien en reproducciones, no terminó siendo sostenible en términos financieros.
Uno de los puntos más impactantes del testimonio de Gaspi fue su sinceridad: afirmó que gastó 30.000 dólares en la creación de un solo video para YouTube, y que esto lo dejó prácticamente en bancarrota.
Esa cifra evidencia el contraste entre la apariencia glamorosa de ciertos contenidos y la realidad financiera que los rodea.
YouTube, por su parte, no siempre retribuye en proporción al presupuesto invertido, especialmente si el contenido es controversial o llega a ser restringido en monetización.
El escenario es aún más difícil para creadores que no pertenecen a mercados altamente valorizados en CPM como Estados Unidos o España.
En primer lugar, la historia de Gaspi sirve como ejemplo de humildad y transparencia.
No todos los videos virales aseguran dinero suficiente para cubrir la producción, menos cuando se invierte mucho sin estrategia clara de monetización.
Abrir nuevas fuentes de ingreso como el streaming y acuerdos con plataformas como Kick o Twitch puede ser la clave para diversificar y proteger el flujo de recursos.
Además, su caso reabre el debate sobre el apoyo a creadores latinos: ¿está YouTube adaptado o debería hacerlo más para este tipo de creadores que generan grandes audiencias pero reciben una monetización limitada?.
¿Es momento de repensar modelos de inversión y retorno en plataformas digitales?.
Gaspi, con su honestidad directa, ha lanzado un mensaje potente para la comunidad digital: la fama no siempre es dinero, y las apariencias pueden engañar.
Al anunciar que piensa convertirse en streamer, está abriendo una nueva etapa en su carrera que podría ser más sostenible si encuentra la plataforma y el público adecuado.
Este relato invita a comentar y debatir: ¿cuántos dinero ganan los creadores de contenido?.



