En el universo digital, donde cada día nacen y mueren fenómenos virales, pocos consiguen mantenerse en el tiempo y, todavía menos, dar el salto del móvil al mundo real con credibilidad, frescura y autenticidad.
María Valero lo ha conseguido. Nacida en Valencia en 1995, ha hecho del humor su bandera y de las redes sociales su escenario principal.
Lo que empezó como un entretenimiento se ha transformado en una carrera polifacética que la ha llevado a ser una de las tiktokers más seguidas del panorama nacional, además de actriz, modelo, influencer, presentadora, maquilladora y, sobre todo, cómica.

La palabra “cómica” es la que ella misma elige para definirse, y basta con ver unos cuantos de sus vídeos para comprobar que no exagera.
Su humor, centrado en situaciones cotidianas, especialmente las de pareja, conecta con un público que se reconoce en sus sketches.
El éxito no es casual: detrás de cada gag hay observación, ritmo narrativo y un carisma natural que hace que los espectadores se sientan como si estuvieran compartiendo confidencias con una amiga cercana.
Pero María Valero no se limita a las redes. Su versatilidad la ha llevado a probar suerte en diferentes escenarios.
Participó en la película El mejor verano de mi vida, un paso significativo que la insertó en la industria cinematográfica y le permitió mostrar una faceta distinta de su talento.
Más recientemente, ha iniciado un proyecto muy personal: el pódcast Una de las nuestras, dedicado al cine, donde comparte reflexiones, análisis y charlas que demuestran que detrás de la risa también hay una mente curiosa y con inquietudes culturales.
Esa capacidad de moverse entre diferentes registros es parte de lo que la convierte en una figura tan atractiva para el público y para la industria.
Puede pasar de un sketch irónico en TikTok a una alfombra roja o a un espacio de debate cinematográfico sin perder autenticidad. A diferencia de otros perfiles que parecen construidos a golpe de marketing, la trayectoria de María Valero transmite naturalidad.
En el terreno personal, Valero mantiene una discreción que contrasta con la exposición de otros influencers.
Sin embargo, en 2023 se confirmó su relación sentimental con el futbolista Borja Iglesias, actual jugador del Celta y en aquel entonces estrella del Betis.
Una pareja que rápidamente captó la atención mediática, no solo por la relevancia deportiva de Iglesias y la popularidad digital de Valero, sino también porque juntos encarnan una combinación muy peculiar: humor, complicidad y frescura.
Lejos de la pose y el postureo que caracteriza a muchas parejas públicas, ellos se han mostrado espontáneos, divertidos y cómplices.
Sus viajes, sus apariciones y sus muestras de cariño han alimentado titulares, pero lo han hecho con un tono que conecta con la gente de forma más natural que artificial.
El fenómeno María Valero no puede entenderse únicamente desde la óptica del entretenimiento ligero. Su ascenso refleja también cómo ha cambiado la manera de consumir humor y cultura en la era digital.
Antes, para hacerse un nombre en la comedia, era necesario recorrer teatros, probar suerte en concursos de monólogos o esperar la oportunidad en televisión.
Hoy, plataformas como TikTok y YouTube han abierto un camino alternativo, más directo y democrático, aunque también más exigente.
La viralidad es efímera, pero María Valero ha conseguido consolidarse en un terreno en el que muchos quedan en el olvido tras unos meses.
¿Por qué ella sí?, Quizás porque su humor no es simplemente un repertorio de chistes fáciles, sino un reflejo de lo cotidiano.
Habla de lo que todos viven: las discusiones absurdas en pareja, los momentos de ternura inesperada, los celos ridículos o las manías compartidas.
Esa capacidad de transformar lo común en cómico es lo que la acerca a la tradición de los grandes humoristas, adaptada a los tiempos actuales.
La historia de Valero también plantea preguntas interesantes sobre el papel de los influencers y creadores de contenido en la cultura contemporánea.
María, sin quererlo o quizá sin planearlo de forma estratégica, se ha convertido en referente para una generación que consume humor en clips de 30 segundos y que valora tanto la risa como la autenticidad.
En paralelo, su relación con Borja Iglesias ha reforzado su presencia mediática, pero no la ha eclipsado. Si bien muchos medios la presentan como “la novia del futbolista”, lo cierto es que su identidad pública no depende de él.
Su carrera ya estaba consolidada antes, y su talento humorístico es lo que sostiene su popularidad.
Más que una figura a la sombra de un deportista, se trata de una mujer con trayectoria propia, que ha sabido aprovechar el momento mediático sin perder su esencia.
Algunos críticos señalan que la exposición sentimental puede ser un arma de doble filo, que lo que hoy genera simpatía puede mañana volverse en contra si el público percibe exceso de exhibición.
Sin embargo, hasta ahora, la pareja ha mantenido un equilibrio inteligente entre mostrar su complicidad y proteger su intimidad.
Esa fórmula, al menos por ahora, funciona: inspiran cercanía y ternura sin caer en lo artificial.
A sus 30 años, María Valero representa una nueva generación de cómicos e influencers que no necesitan grandes escenarios para llegar a miles de personas.
Su escenario es el móvil, su guion es la vida cotidiana, y su éxito se mide en likes, reproducciones y comentarios que van más allá de la risa para crear comunidad.
Pero lo más interesante es que no se ha conformado con ser “la chica graciosa de TikTok”. Ha buscado crecer, explorar nuevas facetas y demostrar que detrás del humor hay ambición artística y curiosidad intelectual.
El futuro de María Valero parece abierto y prometedor. Su paso por el cine, su incursión en el pódcast y su versatilidad en redes indican que no se trata de un fenómeno pasajero.
La clave estará en cómo logre evolucionar sin perder la frescura que la hizo popular.
El humor siempre será su carta fuerte, pero todo apunta a que Valero tiene la capacidad de sorprender en otros ámbitos, quizá en la televisión, en nuevos proyectos cinematográficos o incluso en formatos en directo.
Lo cierto es que, más allá de etiquetas como “influencer”, “actriz” o “novia de”, María Valero se ha consolidado como una cómica con un estilo propio, capaz de hacer reír sin necesidad de artificios.
Y en tiempos donde la risa es un bien tan necesario como escaso, ese ya es un mérito indiscutible.
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