Dulceida es el nombre artístico de la creadora Aida Domènech Gallach, nacida el 23 de octubre de 1989 en Barcelona, España.
Desde los primeros días del boom digital, supo cómo transformar un simple blog de moda en un imperio que abarca el mundo online y offline con una claridad sorprendente.
Aquello que en 2009 nació como un diario de estilo y consejos, pronto se convirtió en el trampolín para uno de los fenómenos más grandes del lifestyle y la moda en España.
Los inicios fueron humildes: una joven apasionada por las tendencias decidida a compartir su visión con el mundo a través de publicaciones sencillas, marcadas por el cariño del genuino deseo de comunicar.
Pero aquel modesto proyecto adquirió fuerza gracias al enfoque auténtico de Aida.
Su carisma natural y su capacidad para narrar vivencias cotidianas en tono cercano la diferenciaron del resto.
Y cuando el mundo fue descubriendo su propuesta, Dulceida ya no era solo un blog: era una identidad, la voz de una generación que buscaba referentes reales.
El crecimiento no se hizo esperar. Con el auge de Instagram, su comunidad empezó a dispararse. Publicaciones diarias de estilismos, colaboraciones con marcas, presencia en eventos de moda y en medios nacionales.
Y poco a poco, Aida fue construyendo un ecosistema personal que integraba su contenido digital y su faceta como empresaria, con colecciones exclusivas, proyectos de belleza, activaciones comerciales y su tienda, Dulceidashop.
Una propuesta que cruzó fronteras y la posicionó no solo en España, sino también en América Latina, como una influencer influyente, no por tamaño sino por su forma de entender la moda.
En el plano personal, Dulceida llevó a su comunidad un relato emotivo, identificable y también mediático. Su historia de amor con Alba Paul Ferrer, una relación que nació en 2015 y que contrajo en una ceremonia simbólica en 2016, fue fuente de inspiración para muchas seguidoras.
En redes, mostraban una pareja vibrante, cómplice y disruptiva; una pareja LGTBI+ convertida en referente para visibilidad y aceptación, incluso en entornos conservadores.
Sin embargo, no todo fue estabilidad. En 2021, la influencer confirmó lo que muchos notaron tras meses de publicaciones distantes: su separación de Alba.
El anuncio conmocionó a su audiencia y generó un debate sobre las relaciones de influencers y su exposición. A varios les pareció un ajuste necesario, otros lo vieron como una estrategia reflexiva sobre la imagen pública.
En redes, Aida mantuvo una postura respetuosa, sincera y vulnerable, compartiendo su proceso, su dolor y su camino hacia el auto-reconocimiento.
La gran sorpresa vino en 2023: el reencuentro. Una vez pasada la tormenta, Aida y Alba decidieron volver a estar juntas. Y esta vez lo hicieron para consolidar su historia de forma más institucional: celebraron su boda civil en diciembre de aquel mismo año.
El gesto fue celebrado por notable cantidad de seguidores y medios, que lo interpretaron como una lección de resiliencia y amor maduro. No solo recuperaron su vínculo, sino que lo hicieron crecer y evolucionar.
Lo que vino después fue otro capítulo lleno de emoción: el nacimiento de su hija Aria, llegada el 15 de octubre de 2024 mediante el método ROPA (Receptive Ovocyte Donation).
Una decisión consciente que refleja una nueva etapa para la pareja. Aida compartió con transparencia los detalles del proceso, la ilusión del embarazo y el viaje de la maternidad.
Aquellas publicaciones se sintieron profundas, acompañadas por reflexiones sobre el rol de la mujer, la diversidad familiar y el poder de tomar decisiones con responsabilidad.
Así, Dulceida sigue escribiendo su historia. A falta de meses para la mitad de 2025, su comunidad en Instagram suma varios millones, las cifras de visualizaciones en YouTube no han dejado de crecer y Dulceidashop continúa ampliando su catálogo, con proyectos de moda y belleza que aseguran permanencia ante una audiencia exigente y siempre cambiante.
La trayectoria de Aida Domènech ejemplifica lo que se puede alcanzar cuando se combina pasión espontánea con estrategia digital, autenticidad y una reflexión abierta sobre los desafíos emocionales que trae vivir bajo el escrutinio público.
Su historia, tan íntima como mediática, sigue dando pie a conversación en redes: ¿marca personal o tendencia pasajera?, ¿influencer o empresaria? .Y quizá lo más provocador: ¿hasta dónde alcanza el amor cuando se expone con transparencia en la pantalla?
Queda claro que Dulceida está dispuesta a mantener el foco, mejorarlo y superarse. Seguirá siendo tema de conversación, y su relato ofrece muchas claves: identidad digital, resiliencia emocional, feminismo en acción y apertura familiar.
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