Ibai Llanos estalla contra los memes sobre su peso: “Esto tiene que parar ya”


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Ibai Llanos ha dicho basta. Y lo ha hecho con la claridad, la ironía y la contundencia que lo caracterizan.

El popular streamer español, que acumula millones de seguidores en redes y que ha revolucionado el entretenimiento digital en los últimos años.

Ibai Llanos ha decidido alzar la voz contra una tendencia que se le ha ido de las manos: los memes y montajes fotográficos que ridiculizan su cambio físico tras su notable pérdida de peso.

Desde hace semanas, Ibai ha visto cómo su imagen circula por redes sociales completamente distorsionada.

Montajes grotescos, fotos retocadas hasta lo absurdo y comentarios descontextualizados han dado pie a una narrativa tan superficial como cruel.

Y aunque su transformación corporal ha sido pública, progresiva y documentada desde el inicio, la viralidad no entiende de matices.

“Por favor, los edits del cambio físico tienen que parar ya. Por favor. ¿Qué es esto? ¿Pero qué es esto?”, pregunta en un vídeo publicado en Instagram, donde se muestra visiblemente molesto.

El vídeo, acompañado de una frase contundente: “Esto tiene que parar”, se ha convertido en uno de los temas más comentados de los últimos días. Y no es para menos.

Ibai ha tocado una fibra sensible en la sociedad digital: la banalización del esfuerzo y el culto distorsionado al físico perfecto.

La historia detrás de su cambio físico no es ningún secreto. El 26 de junio de 2024, Ibai comenzó un proceso público de mejora de su salud.

Lo explicó con claridad: no lo hacía por estética, ni por encajar en un molde, sino porque su vida estaba en riesgo.

Pesaba 165 kilos y sabía que, de seguir así, su cuerpo no aguantaría. Desde entonces, ha compartido más de 150 vídeos de entrenamiento, hábitos alimenticios y reflexiones sobre su evolución.

Pero a pesar de esa transparencia, la burla ha llegado. “Esto empezó con la broma de ‘Ibai ha adelgazado’, el cambio físico… pero a ver señores, que yo a día de hoy sigo pesando 96 kilos, yo tengo todavía mis lorzas y mis tetas, y cuando veo un dónut empiezo a gritar.

Seguiré siendo gordo toda mi vida. Esto no es real”, confiesa entre la risa y el hartazgo.

Lo que más le indigna no es que se hable de su físico, sino que se haga desde la ignorancia y la superficialidad.

Que se trivialice un proceso de superación, que ha requerido esfuerzo, disciplina y sobre todo honestidad.

Porque Ibai no ha escondido nada. Ha mostrado su realidad sin filtros, y precisamente por eso le duele que se caricaturice lo que ha sido una transformación por pura supervivencia.

“Yo esto lo hice por un cambio de salud, no por un cambio estético. Si quisiera un cambio estético, pues me operaría la cara y me pondría pelo, pero no lo he hecho ni lo voy a hacer”, afirma sin rodeos.

Y remata: “Soy feo, ¿qué le hago?”. Una declaración que, lejos de buscar compasión, desafía directamente la presión estética a la que se ven sometidos muchos creadores de contenido.

El ataque no ha sido menor. Ibai habla incluso de la preocupación de su madre, que le escribe por WhatsApp preguntándole si está enfermo, si ha hecho la dieta “keto o la dieta Keta”.

La exageración de los montajes ha llegado a tal punto que algunos lo muestran esquelético, irreconocible.

“Si tú llevas sin verme años, tú dices: ‘¿Qué le ha pasado a este tío? Este tío está enfermo’”, señala. Y no le falta razón.

Su cambio, aunque gradual, es radical si se compara una imagen actual con una de hace un año.

“Me he quitado un Auronplay de encima”, dice con sorna en otro momento, haciendo referencia al peso perdido, y a su compañero streamer.

El comentario, que ha sido recogido y celebrado en medios como MeriStation y Marca, demuestra que Ibai no ha perdido su sentido del humor, pero sí la paciencia.

La reacción en redes ha sido inmediata. Más de 10.000 comentarios en su publicación en Instagram, con mensajes de apoyo tanto de fans como de colegas del sector.

Xuso Jones, por ejemplo, escribió: “Tengas los kilos que tengas, eres un grande”.

Auronplay, mencionado en el vídeo, respondió simplemente con un “JAJAJAJAJA”, dejando claro que el humor entre ellos sigue intacto, pero sin quitarle peso a la denuncia de fondo.

Porque lo que Ibai ha hecho no es solo un desahogo personal, es también una llamada de atención.

Una denuncia contra una cultura digital que aplaude el cambio físico, pero se ríe del proceso. Que exige resultados inmediatos sin querer entender el sacrificio que hay detrás.

Y, sobre todo, que cree tener derecho a opinar, modificar y manipular el cuerpo ajeno como si se tratara de un simple avatar.

La Velada del Año V, celebrada el 26 de julio de 2025 en La Cartuja, con 80.000 asistentes y récord de visualizaciones en Twitch, fue la última gran aparición pública de Ibai.

Y si bien ese evento fue una celebración del espectáculo, lo que vino después refleja la otra cara del fenómeno.

La que mezcla admiración con crueldad, éxito con presión, visibilidad con escrutinio.

Ibai lo tiene claro: seguirá haciendo las cosas a su manera, sin buscar aprobación, sin ceder a los moldes.

Y si tiene que recordar que sigue siendo el mismo, aunque más sano, lo hará. Con humor, con firmeza y con una cámara delante.

Porque él no necesita ser guapo, ni delgado, ni perfecto. Necesita estar vivo. Y lo está.